Con motivo de unas conferencias que se impartían los sábados en el Centro de Ciencia Principia de Málaga sobre divulgación científica, surgieron unas reuniones entre los divulgadores que daban dichas conferencias, lo cual se tradujo en las jornadas de divulgadores de ciencia que, a partir del año 2005, se vienen celebrando todos los años.
La primera reunión tuvo lugar en Málaga y los divulgadores presentes conocieron el Centro Principia y gozaron de una demostración de experimentos llevados a cabo en la Sala Faraday del Museo. A esta primera reunión asistieron unas 20 personas.
Como cada divulgador científico conocía en su ámbito de trabajo a otros muchos que tenían las mismas ganas de divulgar ciencia, fue aumentando el número de personas que estaban dispuestas a reunirse un fin de semana (generalmente en octubre o noviembre), en una localidad que viniese bien a una gran mayoría; y así fueron sucediéndose año tras año estas reuniones (conocidas entre todos como ddd, que significa disfrutar divulgando desinteresadamente).
La segunda de estas reuniones también se celebró en Málaga y asistieron unas 50 personas.
Sucesivamente nos hemos reunido en Mollina, Orihuela, Vejer de la Frontera, Almería, Bilbao, Baeza, Salamanca, Lleida, Cartagena, Córdoba, Guadalajara, Granada, Sevilla, Zaragoza y Madrid.
El esquema del fin de semana de las ddd consiste en llegar el viernes por la tarde al lugar elegido (generalmente un hotel o residencia), cenar en conjunto –lo que inicia el contacto entre los no conocidos o lo refuerza entre los amigos- dormir en el hotel y el sábado, tras el desayuno, hacer una visita a algún lugar importante del entorno (el Torcal de Antequera, el pueblo y la casa de Miguel Hernández en Orihuela, el Observatorio de la Marina en San Fernando, la Plataforma Solar de Tabernas en Almería, el museo Btek de Tecnología en Bilbao, las monumentales ciudades de Baeza y Úbeda, un recorrido por Salamanca, la exposición de Juan Oró en Lleida, el submarino Peral y el teatro romano en Cartagena, la Mezquita y el centro histórico de Córdoba, el palacio del Infantado y el Observatorio de Yebes en Guadalajara, el Parque de las Ciencias de Granada, el Alcázar y Catedral en Sevilla, Aljafería en Zaragoza y Observatorio Astronómico en Madrid.
Después de la comida del sábado, mantenemos una larga reunión de unas 5 horas en las que cada divulgador se presenta a los demás realizando un pequeño experimento o una breve comunicación referente a su trabajo, de no más de cuatro minutos con objeto de que dé tiempo a la participación del mayor número de personas.
De nuevo la cena en el hotel (donde se comentan las comunicaciones habidas) y, después del desayuno del domingo, volvemos a tener una segunda reunión hasta la hora de comer, dando cabida de esta manera a que se puedan presenciar alrededor de 80 comunicaciones en total.
Evidentemente, además de la posibilidad de conocer a mucha gente con las mismas inquietudes y las ganas de divulgar ciencia, se aprende mucho durante la reunión ya que se muestran verdaderas joyas de experimentos sencillos, ingeniosos y que son fáciles de reproducir con pocos medios, lo cual revierte directamente en las clases con nuestros alumnos.
El éxito de estas reuniones –confirmado por el número creciente de asistentes a las mismas- se debe fundamentalmente a que se trata de pasar un fin de semana entre amigos y sin pretensiones de personalismos de ningún tipo.
La inmensa mayoría de los divulgadores asistentes son profesores de alguna rama de ciencias (Físicos, Químicos, Biólogos, Matemáticos, Geólogos, Ingenieros…); muchos son profesores de secundaria y muchos otros de universidad así como investigadores ubicados en algunas empresas.